Estado Islámico

«No pararemos hasta tomar Al Andalus»

Un yihadista retira la cruz de una iglesia para sustituirla por la bandera del Estado Islámico. Foto extraída de la revista «Dabiq», que editaba el grupo terrorista
Un yihadista retira la cruz de una iglesia para sustituirla por la bandera del Estado Islámico. Foto extraída de la revista «Dabiq», que editaba el grupo terroristalarazon

El Estado Islámico proclama en un nuevo vídeo que, «una vez conseguidos los objetivos en el norte de África», se dirigirá a España. Renueva su amenaza contra los países de la coalición.

«Los muyaidines (guerreros) de todo el mundo se preparan para sacrificar sus vidas y pisotear las democracias» de los cruzados, es decir, de los seguidores de la cruz de Cristo que, para los yihadistas, son todos los occidentales que no se han convertido al islam. Recientemente, en un vídeo colgado en las redes sociales por miltantes de esta banda criminal, se anunciaba que «no pararemos hasta llegar a Al Andalus (España)». En la misma grabación, después insisten en que una vez conseguidos sus objetivos en el norte de África, «nos dirigiremos con toda seguridad a Al Andalus».

El DAESH, el Estado Islámico (EI), asume en un documento (en el que se incluye la fotografía que publicamos de un terrorista sustituyendo la cruz de una iglesia por su característica bandera negra) la autoría del atentado perpetrado en Lyon, en el que el propietario de una empresa fue decapitado por un yihadista al que se califica de «audaz». «Renovamos nuestro llamamiento a los sinceros musulmanes de todo el mundo para marchar adelante y hacer la guerra contra los cruzados y apóstatas que tratan de acabar con la «sharía» (interpretación más radical de la ley islámica), sin temer las críticas, ni buscar el placer de la gente». Asimismo, según dicho documento, que ha conocido LA RAZÓN, los islamistas se hacen responsables de las matanzas cometidas en un complejo turístico de Túnez, en la playa de Susa, y la perpetrada contra una mezquita en Kuwait. Todas estas acciones criminales fueron cometidas en lo que llaman «viernes sangriento», que se puede repetir en cualquier momento.

La masacre de Kuwait (27 muertos) fue perpetrada por un militante del Estado Islámico llamado Abu Sulayman al Muwahhid, y la de Túnez (38 víctimas mortales), por Abu al Yahyra Qayrawani, que «masacró a decenas de ciudadanos europeos por ser cruzados» y pertenecer a países que participan en la coalición que «se rebela contra el Estado Islámico». Los cabecillas yihadistas se ufanan en el documento de que éstos son los últimos «ataques (de momento) de soldados del califato» en respuesta al llamamiento para atentar contra ciudadanos pertenecientes a la citada coalición Internacional».

El lenguaje de los terroristas demuestra a las claras su fanatismo: «Hace semanas, el viernes que marcaba el noveno día del mes bendito de Ramadán, los cruzados y el rafidah (a los que rechazan, en referencia a los chiíes) fueron golpeados por una ola de ataques en tres regiones diferentes, uno de ellos en la ciudad de los cruzados de Lyon. Los día de los ataques vendría a ser conocido como «viernes sangriento», un día que traído «más salud a los corazones de los musulmanes y los muyahidinos, y llena los corazones de sus enemigos con el terror y la rabia. Los países miembros de la cruzada-coalición, una coalición que lucha contra la sharia, tratando de desarraigarla y sustituirla por una democracia nacionalista».

A este respecto, recuerdan las palabras del portavoz del Estado Islámico, Aldani: «Muyaidines que estáis en Europa, América, Australia y Canadá; en Marruecos o Argelia; en Jorasan o Irán; muyaidines de todas partes de la faz de la tierra... ¡Oh, hermanos de religión! Vosotros que habéis jurado obediencia al califa Ibrahim (Abu Bark al Bagdhadi). Nuestro Estado se enfrenta a una campaña de los cruzados. Dondequiera que estéis, tenéis que apoyar a vuestros hermanos y dejarles claro lo que les espera: lo del templo Rafidi en Kuwait; un día de terror en la playa para los ciudadanos de los cruzados; la fábrica de Air Products en Lyon, donde fue decapitado un «kafir» (infiel). Decenas de países se han reunido en nuestra contra. Ellos comenzaron la guerra contra nosotros en todos los niveles».

El llamamiento tiene carácter de «fatwa» (orden religiosa de obligado cumplimiento, tal y como adelantó LA RAZÓN): «La llamada a defender el Estado Islámico –el único estado gobernado por la «sharía»– sigue siendo apoyada por los musulmanes sinceros. Los muyaidines de todo el mundo se preparan para sacrificar sus vidas y todo lo querido por ellos para levantar en alto la palabra de Alá y pisotear la democracia y el nacionalismo».

Los expertos que ha consultado este periódico subrayan que el Estado Islámico sufre una especie de «manía persecutoria», golpeados no sólo por sus enemigos «cruzados», sino también por los otros grupos yihadistas que combaten en su prinicpal zona de influencia, en especial el Frente al Nusra, que sigue dentro de la órbita de Al Qaeda Central (AQC) y, en su última comunicación a sus militantes ha agregado al Frente Islámico, cuyo máximo dirigente es Zahran Alloush y que contaría con unos 45.000 militantes.